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Networking 2.0: Como Relacionarse con la Gente de Forma Genuina

escrito por  David Cantone

como relacionarse
Creative Commons License photo credit: New Media Days

En los últimos meses algunas personas se me han acercado en Twitter y via email  para conectar conmigo y hacer lo que llamamos networking 2.0. Yo soy el primero en servirme de los medios que la Red nos proporciona para hacer networking. De hecho, como ya sabréis muchos de vosotros, animo a todos aquellos que me leen aquí o me escuchan en el podcast a que hagan lo mismo que yo y entablen relaciones con otras personas utilizando los medios de la Web 2.0. Lo que muchos de ellos no se dan cuenta es de que las cosas buenas llevan tiempo, y las relaciones personales no son una excepción.

La confianza es la clave detrás de toda relación

¿Qué se supone que debería hacer cuando alguien, movido únicamente por su interés egoísta, me pide que le promocione su negocio? ¿Tú qué harías si alguien a quien apenas conoces, más que de un par de tweets o emails, te pide semejante cosa? Yo no puedo más que decir adiós a alguien así y cerrarle la puerta a mi mundo. ¿Por qué? Pues porque, aunque yo quiera seguir relacionándome con esa persona, siempre habrá algo en mi interior que me diga que esa persona no es de confianza. La confianza es el pegamento que une a las personas que se relacionan, sin este elemento unificador no existe relación, existirá, en su caso, otra cosa pero relación no.

La confianza como el pegamento necesita tiempo para secarse y que actúe. Si recién puesto el pegamento tratas de separar las superficies pegadas verás que estas dejan de estar unidas, pues no hemos dado tiempo a que el pegamento surta efecto. En cambio, si dejamos que el pegamento se seque adecuadamente las dos superficies permanecerán unidas y soportarán mejor las fuerzas que traten de separarlas. Cuanto más tiempo pase y más fuerte sea el pegamento que mantenga unida una relación más difícil será despegar a esas dos personas, es decir, más resistente será la relación a posibles roturas. Obviamente, por más fuerte que uno crea que es una relación esta siempre puede acabar por deshacerse por diferentes factores. Es por esa razón que los que un día se juraron eterno amor acaban por arrojarse los trastos a la cabeza y huyendo el uno del otro. Nunca podemos tener la certeza de que una relación vaya a durar para siempre.

Por lo tanto, cuando alguien con quien no tengo confianza me pide algo pensando exclusivamente en su interés egoísta yo no puedo más que ignorar a esa persona. Pero si es que ni siquiera ha dado tiempo a que el pegamento de la confianza empiece a actuar ¿cómo pretende que haga algo para satisfacer su interés egoísta?

El interés egoísta mata las posibilidades de relacionarse

¿Qué es el interés egoísta en el ámbito de las relaciones? Es cuando alguien se relaciona con otra persona con el único objetivo de que esta haga algo en su puro beneficio. No nos engañemos, toda relación esconde detrás algún tipo de interés con respecto a la otra persona con la que nos relacionamos. De lo contrario, no habría razón para dedicar el esfuerzo que requiere iniciar una relación. Ahora bien, una cosa es tener un interés en relacionarse con alguien y otra bien distinta que ese interés sólo beneficie a una de las partes y que, además, sea lo único que le ha movido a iniciar la relación. Esto es pura y llanamente lo que yo llamo tener un interés egoísta.

Qué hace que una relación personal sea genuina

Relaciones de ida y vuelta. Si tú sólo pides o pides mucho más de lo que das a la otra persona con la que te relacionas, estás creando un desajuste que va a acabar por romper en pedazos la relación. Una relación genuina es aquella en la que ambas personas se favorecen de algún modo la una de la otra y de una forma más o menos equilibrada en cuanto a su valor.

Quien empieza la relación es quien debe dar primero. Quien inicia una relación debe ganarse la confianza de la otra persona, por lo tanto, es éste quien debe dar primero un beneficio al otro. Si nada más conectar con alguien ya le pides algo a cambio de nada empezamos mal. El otro pensará: “pero bueno, no sólo se ve a la legua que este tipo (o esta tipa) tan sólo me quiere por x razón, sino que además me está suponiendo una carga”. Por lo tanto, es quien tiene algún interés en ver fructificar una relación quien debe luchar por esta. La otra persona, por su parte, se mantendrá a la expectativa de lo que ésta le vaya demostrando con el tiempo.

El estadio más delicado de una relación es al principio de esta. Cuando una relación empieza las personas que la integran están en una especie de estado de alerta constante. Es normal, pues dos personas que apenas se conocen no pueden tenerse confianza la una a la otra. Como ya dije antes, la confianza, clave de toda relación, no nace de la noche a la mañana sino que le lleva tiempo aparecer y robustecerse. Por esa razón, hasta que la confianza no aparece o no está asentada en una relación, las personas se mantienen hipersensibles a cualquier comportamiento de la otra parte. A cualquier señal negativa o sospechosa la relación se acaba. Tenlo en cuenta la próxima vez que inicies una relación. Los primeros contactos con la otra persona son clave, al menos hasta que un cierto grado de confianza exista en la relación.

El interés en que la otra persona haga algo por nosotros no puede ser el único objetivo de una relación. Si lo único que nos mueve a relacionarnos con alguien es un interés de que esa persona haga algo en nuestro favor no tenemos opción alguna de que la relación acabe prosperando y, tampoco, obviamente, moverá un solo dedo por nosotros. Aunque el interés, como ya dije antes, es inherente a toda relación, no es posible mantener una relación basada en el puro interés egoísta de una persona sola. Para que una relación sea genuina y, con ello, acabe, con el tiempo, reportando beneficios y satisfacciones para ambas partes, es necesario que detrás de esta haya algo más que el puro interés.

Otras cosas que pueden acompañar al interés y que hacen que la relación sea genuina: tener intereses y aficiones comunes o parecidas; tener objetivos comunes o parecidos; tener personalidades y caracteres que se complementan;  y cosas por el estilo que generen esa necesidad de que dos personas se unan por un espacio de tiempo determinado. Recuerda, el interés por sí solo no puede fraguar una relación genuina. Y, como ya debes suponer, tan sólo las relaciones genuinas acaban por reportar esos beneficios y satisfacciones que deseas conseguir con la relación.

Las redes sociales como herramientas de networking

Como ya avancé al principio del artículo, las relaciones llevan tiempo. Por mucho que las redes sociales faciliten los contactos y promuevan la inmediatez, para nada son la salvación de ese “escollo” que representa el tiempo para fraguar relaciones genuinas. “Pero entonces David ¿para qué sirven las redes sociales y el resto de herramientas de la Web 2.0 en cuanto a networking se refiere?” Te puedes preguntar. Pues para mucho y por eso mismo yo escribo sobre ello e incito a la gente a practicar lo que llamamos el networking 2.0. Las redes sociales y el email sirven para facilitar los contactos, acortar el tiempo necesario para generar confianza y para mantener las relaciones calientes cuando no hay otra forma de hacerlo. Aunque esto es cierto, todas estas herramientas de networking 2.0 siguen sin sustituir la fuerza que tiene el quedar y estar frente a frente con la otra persona.

Ambas formas de networking, la 2.0 y la tradicional o en persona, no son sustitutorias la una de la otra sino complementarias. Sírvete del efecto combinado de ambas y lograrás un networking más rápido y efectivo, pero recuerda: las cosas buenas llevan tiempo.

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